Fotografía de: La adaptación del profesorado a las medidas de la COVID-19 | CETT
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La adaptación del profesorado a las medidas de la COVID-19

03.11.2020
 
La adaptación del profesorado a las medidas de la COVID-19

La COVID-19 ha comportado un contexto cambiante, en el que toda la sociedad debe adaptarse a las nuevas medidas que se implementan según la evolución de la pandemia. En los inicios, tuvo lugar un confinamiento total, que obligó al profesorado a adaptar la formación para impartirla a través de canales online. ¿Cómo se produjo la adaptación? ¿Qué cambios han detectado en la formación online? ¿Qué retos se plantean?

El profesorado del CETT coincide en que la pérdida de contacto con el alumnado y la gestión emocional de la incertidumbre inicial fueron los principales desafíos del confinamiento. “Creo que el principal reto fue la falta de contacto físico con los estudiantes, que en nuestro sector es vital para conseguir transmitir los conocimientos operativos de una profesión. Logramos agudizar el ingenio y salimos adelante con el uso de vídeos, grabaciones o masterclasses en línea”, explica Claudio di Somma, profesor de restauración.

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Por otro lado, Alba Ruiz, profesora de gastronomía, afirma que “para mí, el reto más importante fue la incertidumbre, porque al principio no sabíamos cuánto tiempo permaneceríamos confinados y, por lo tanto, cómo enfocar las clases. Una vez vimos que la situación se alargaba empecé a utilizar y testear nuevas herramientas para garantizar el mismo nivel de enseñanza que en las clases presenciales”. Señala, además, que también fue importante la gestión emocional del momento, que requirió de una gran empatía y apoyo por parte del profesorado con las situaciones que cada persona vivía.

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En este sentido, también hubo aspectos positivos. “Ha sido una gran oportunidad para ampliar el conocimiento de herramientas pedagógicas”, señala Emma Pla, directora del Máster Universitario de Innovación en la Gestión Turística, y añade que “digitalizar las aulas nos ha permitido contar con profesores de fuera de Barcelona que con las clases presenciales no hubieran podido participar”.

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El trabajo en equipo ha sido clave para poder seguir formando a los profesionales del futuro del sector. Núria Louzao, profesora e investigadora del grupo de investigación GRATiR, comenta que “la fuerza y la cohesión de un equipo se demuestra cuando las situaciones se complican, y en este caso ha sido de esta manera. Desde el primer momento, todos hemos trabajado en quipo, tanto el personal docente como el personal de servicio, con jornadas eternas pero muy gratificantes cuando observabas que todo el mundo trabajaba con un único objetivo: dar lo mejor de nosotros a nuestros alumnos”.

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Otra gran aliada ha sido la creatividad, que tanto profesores como alumnos han tenido que exprimir para encontrar soluciones. Fue el caso de los alumnos de Di Somma, que en un trabajo sobre las elaboraciones de platos a la vista del cliente se inventaron los productos que no tenían y convirtieron a las familias en comensales. Esta implicación de los familiares, que veían a sus hijos e hijas en acción, “convirtió esta actividad en una de las más divertidas y gratificantes que he llevado a cabo”, asegura el profesor. Emma Pla explica que “enviamos a los alumnos del máster a través de Wineissocial dos botellas para que pudieran catarlas desde su casa”.

En este confinamiento, y durante las videoconferencias, todo el mundo ha vivido alguna anécdota, viendo aparecer en la cámara mascotas, niños, familiares… Los alumnos y profesores del CETT también lo vivieron. Gemma Díez, profesora y tutora de los ciclos formativos de hotelería, explica que su hija, de 7 años, le llevaba el café o una infusión durante la clase y Louzao, por su parte, recuerda que “en uno de mis grupos me pidieron que hiciera un house tour para enseñarles mi casa y querían que les presentara a mi familia y, como regalo de fin de curso…, ¡lo hice! Fue muy divertido”.

Estos momentos, según Louzao, también han propiciado que la relación con los alumnos fuera diferente: “se ha mantenido y se ha fortalecido mucho durante este tiempo de incertidumbre”. Explica, además, que han recibido mensajes de alumnos y exalumnos que querían asegurarse de que se encontraban bien, y añade que “esta es la magia de nuestra profesión, la conexión emocional que podemos establecer con nuestros alumnos y que va más allá de nuestras aulas”.

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El nuevo curso también ha supuesto un reto añadido a los centros universitarios, que han rediseñado su metodología para adaptarla a escenarios cambiantes como los actuales. Ruiz explica que “nos hemos adaptado a la situación y contamos con las herramientas necesarias para garantizar la máxima continuidad de la formación del alumno que tenga que estar confinado o no por causa de la COVID-19. Y esto pasa por la instalación de herramientas de enseñanza virtual y el aprendizaje por parte de todos para sacar el máximo rendimiento”. En este curso, a causa de la pandemia, ha cambiado la forma de impartir la formación, pero según los profesores, la relación entre los alumnos no ha cambiado y, si lo ha hecho, ha sido en positivo: “son más comprensivos entre ellos y se han echado en falta mucho”, explica Gemma Díez.

Tanto el confinamiento inicial como el regreso a las aulas, que requieren de una capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes, muestran la fortaleza y dedicación del profesorado y del alumnado, claves para la continuidad de la formación de calidad en turismo, hotelería y gastronomía en el CETT.


Foto: Julia M Cameron en Pexels  

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